La pandemia de Covid-19 ha agravado las desigualdades existentes en nuestra sociedad. Y además, ha colocado a las mujeres en situación de grave riesgo, a veces incluso en sus propios hogares. Por ello, en el Día de la Mujer, desde el TEB nos sumamos a las reivindicaciones del sector, reunido en DINCAT, para reclamar al Gobierno ya las instituciones que «se tenga en cuenta la realidad que afrontan las mujeres con discapacidad intelectual a la hora de abordar la lucha por la igualdad de género «.

Además, el sector pide que se haga «poniendo en valor el papel de las mismas mujeres con discapacidad intelectual en la lucha feminista, haciéndolas participes del movimiento y visibilizando su liderazgo».

El papel de las mujeres en la Pandemia

Por otra parte, desde el TEB, en el Día de la Mujer queremos hacer valer el trabajo de todas las mujeres durante la pandemia. Tal como lo refleja un estudio reciente de la Comisión Europea, la Covid-19 ha resultado especialmente dura para las mujeres en todo el mundo. «Médicas, enfermeras, profesoras, dependientas -pues son lugares que a menudo ocupan mujeres – se han encontrado en primera línea de combate contra la pandemia y, al mismo tiempo, han tenido que asumir más responsabilidades en el hogar».

Desde nuestra entidad, además de observar el trabajo ingente de madres y hermanas durante el confinamiento, hemos visto el gran valor de las mujeres con discapacidad intelectual, que han demostrado sus capacidades, incluso haciéndose cargo -cuando era necesario, de los cuidados de otros en sus propios hogares.

Doble discriminación

Las mujeres con discapacidad intelectual sufren una doble discriminación, por razón de género y por la propia discapacidad. Según el Observatorio de la Discapacidad, la tasa de desempleo es superior para las mujeres con discapacidad que para el resto. Es decir, la tasa de desempleo de las mujeres con discapacidad es de un 33% frente al 25% de las que no tienen ninguna discapacidad. Además, el salario anual es inferior para el colectivo femenino con discapacidad; y la percepción de sentirse discriminada es más del doble entre las mujeres con discapacidad respecto al resto.